En la restauración acontecida en la capilla en el año 1929 se dotó a la fábrica de un zócalo de cerámica que recorre toda la zona baja del perímetro murario.
Tras haber eliminado los altares colaterales de la Purísima Concepción y de San Antonio, situados en el último tramo de la capilla, quedaron desprovistos de decoración el intradós de los arcos que acogían los citados altares y se decide, para aprovechar el máximo de espacio, colocar en estos lugares dos frescos de Hohenleiter en la parte superior y en la inferior, con una altura de 1,80 cm, la cerámica que, al tiempo que decoraba, eliminaba la presencia de humedades tan frecuentes en el recinto sagrado. La falta del paño de azulejos situado frente al altar del Cristo de la Paz se justifica ya que cuando se realizó esta obra aún existía el retablo de San José que pasó a ocupar la Inmaculada.
Esta nueva adquisición fue costeada por el donativo del hermano D. José Orozco Buzón quien la realizó en memoria de sus padres, dato recogido en las actas de Cabildo y en dos cartelas ubicadas en los paños situados a los pies de la iglesia, a ambos lados de la puerta.
Hasta 2005 nada se sabía sobre la autoría de estas piezas, tan sólo se conocía por la firma que aparece en un paño situado sobre la escalinata de acceso al presbiterio, en el lado de la Epístola, del taller trianero donde fueron realizados: Casa González. Tras el análisis de la placa conmemorativa, situada en la fachada exterior, se pudo comprobar cómo aparece la firma del autor junto a la identificación del taller, siendo el ceramista encargado de los motivos pictóricos M. Mumpao. El apellido puede responder a la contracción de varios apellidos.
La obra responde a un programa iconográfico establecido, consistente en la evocación de los misterios gozosos y los gloriosos del rosario. Partiendo de los pies de la iglesia, en el muro del Evangelio, se encuentran, ordenadas, escenas alusivas a los Misterios Gozosos siendo composiciones muy elementales que presentan clara influencia de las estampas de devoción. Al lado de la Epístola son los gloriosos los que se disponen de igual forma. Estos pasajes se presentan ocupando las zonas centrales de los paños, insertos en cartelas formadas por volutas enroscadas. Cada paño está constituido de una cenefa inferior, a ras de suelo, con motivos geométricos y cabezas de querubines y otra superior donde se encuentra repetido el escudo de la Hermandad, alternado entre otros elementos decorativos. Entre una y otra cenefa, delimitado por un listel azul cobalto, se desarrolla una amplia superficie organizada mediante una decoración al modo de ajedrezado, con motivos geométricos (rombos), volutas y motivos vegetales alternados en su zona central por las mencionadas cartelas, donde están los misterios.
En las escalinatas que dan acceso al presbiterio, el diseño de las zonas centrales varía respecto a los demás con una composición en forma rectangular, verticalmente dispuesta, de forma simétrica respecto al centro, ocupado por un escudo (en el lado de la Epístola el Cabildo Catedralicio y enfrente el del Ayuntamiento). En esta zona hay una gran cantidad de entrantes y salientes en la disposición de las pilastras. Estas zonas presentan una decoración inspirada en el candelieri, consistente en representar motivos decorativos repetidos simétricamente como si se tratase de los brazos de un candelabro. Estilísticamente están adscritos a la estética tradicional de la azulejería trianera, empleando como colores básicos el amarillo antimonio, el verde tinta y el azul cobalto sobre fondo blanco.
Antes de pasar al exterior de la capilla hay que mencionar el Vía Crucis, partiendo desde el presbiterio en el lado del Evangelio hasta el otro extremo. Este conjunto fue realizado por Alfonso Magüesin y donado por la Hna. Ana Mª Vilches Noa. Realizado en barro cocido con relieves y vidriado en idénticos colores al zócalo. Su morfología presenta una plancha rectangular coronada con un arco de medio punto. En el centro, la Cruz, en las estaciones 1 a 10 y tres cruces en las restantes. Estas representaciones ocupan los dos tercios superiores, quedando el tercio inferior destinado para recoger el título de la estación correspondiente.
Pasando ya al exterior de la capilla, dos nuevas obras completan este capítulo dedicado a la cerámica. El primero de ellos ya se ha mencionado con anterioridad con motivo de la autoría de las piezas: La placa conmemorativa de la fachada de forma rectangular apaisada, en cuyo interior, delimitado por una cenefa en relieve al modo de marco, aparece una cartela decorada con frutos, cintas y otros motivos vegetales, en cuyo interior oblongo se recoge la siguiente inscripción: “ESTA CAPILLA DE NTRA SRA DEL ROSARIO SE RENOVÓ EN EL AÑO 1929”
En la fachada trasera de la capilla, sita en la calle Liñán, se venera un retablo cerámico de la Santísima Virgen donado por el hermano D. Manuel Sousa Catalán, según consta en el acta del Cabildo de 4 de Agosto de 1929.Fue realizado en el taller cerámico de Manuel García Montalbán pero no se recoge la firma del artista.
La Virgen aparece ocupando por completo toda la superficie, sobre un fondo áureo rodeado de unas columnas de humo que aluden al origen del barrio ahumador de pescado. La imagen presenta la morfología idéntica a la titular de la capilla, sentada en el trono que aún hoy se conserva para procesionar, luciendo los atributos de orfebrería característicos (corona y cetro). El Niño carece de la cruz que porta sobre sus brazos, sustituida en este caso por el rosario que comparte con la Virgen. En cuanto al vestido, presenta la misma indumentaria y disposición de los paños que la talla roldaniana pero en tonos azules, perdiendo su relación con el modelo.
Como si se tratara de un lienzo enmarcado, alrededor de la representación mariana se dispone una cenefa de color azul verdoso con cantoneras doradas en cuyo lado superior aparece, en el centro, el escudo de la Hermandad y en el lado inferior, perpendicular al escudo, una cartela con la siguiente leyenda: “Ntra. Sra. del Rosario Patrona del barrio de los Humeros”. Esta cenefa está claramente inspirada en los marcos lignarios vigentes desde el siglo XVII y que aún hoy se siguen realizando en nuestra ciudad.