Señor, sosteniendo la cruz de tu pasión redentora, te nos muestras niño sobre la rodilla de tu Madre, la Virgen del Rosario. A Ella dedicamos este Triduo admirados por su ejemplo maravilloso de mujer humilde y sencilla que dijo Sí incondicionalmente a Dios. Su modelode primicia y plenitud a la que todos somos llamados, nos impulsa también a desear un mayor compromiso en nuestra vida de Hermandad y unaresponsabilidadsinceracon la sociedad.
Señor, Tú sabes cuán difícil nos resulta ser cristiano yseguirte con todas sus consecuencias en todos los momentos de nuestra vida. Conoces esta Hermandad, a sus cofrades, que intentamos, a pesar de nuestros errores y en la medida de las capacidades de cada uno, que sea una comunidad de Amor, donde la palabra «Hermano» pueda pronunciarse sin que suene a hipocresía.
En los momentos más desesperados, cuando nuestros esfuerzos parecían vanos, siempre, a lo largo de la historia, nos ha sostenido la devoción tierna y sincera a tu Madre, María Santísima del Rosario, Patrona del barrio de los Humeros.
A Ella hemos acudido tantas veces como Madre protectora para pedir su intercesión, al igual que hacemos hoy en este día de Triduo, a fin de que acoja benignamente las intenciones de los cofrades de esta Hermandad.
Que Ella, camino seguro y cierto, nos conduzca hasta Ti en el compromiso cotidiano con el Evangelio, ayudándonos a construir en nuestro ámbito el Reinado de Dios que Tú instauraste entre nosotros.
V./ Santísima Virgen del Rosario
R./ Ruega por nosotros