“Del barrio de los Humeros
su capilla es relicario
donde guarda cual joyero
a su Virgen del Rosario”
(Jaculatoria de las convocatorias de culto
de la Hermandad desde el siglo XIX)
Hoy 23 de marzo, se cumplen 262 de años de la consagración de nuestra Capilla y la bendición de nuestros Sagrados Titulares, la Santísima Virgen del Rosario y el Santo Cristo de la Paz.
En 1747, el Mayordomo de la Hermandad Miguel de Liñán solicita al Ayuntamiento la construcción de la capilla en el emplazamiento actual, solicitando:
“buscar sitio donde labrar una capilla en la que colocar dicha imagen; y respecto que a la bajada del alto donde está dicho Colegio se halla un sitio que hoy está hecho un muladar y el tanto perjuicio y embarazo que por no estar capaz para ello pasa Su Majestad Sacramentado para la acera del río, tomando mucho rodeo por otros sitios distantes, cuyo sitio es a propósito para labrar dicha capilla a la linde de una casa, y con el mismo largo de su fondo que son veinte varas y trece varas de ancho, con que quedarán el expresado sitio con todo aseo, cesarán el inconveniente expresado” (Expediente de Construcción de la capilla)
La inicial negativa del Ayuntamiento a la edificación de un nuevo templo, teniendo en cuenta la saturación de edificios religiosos del entramado urbano, se soluciona ya que la edificación de la capilla constituirá el adecentamiento urbanístico de la zona, convertida en muladar tras la peste de 1649 en que se habilitó la zona en un carnero donde enterrar los cientos de cadáveres que conllevó la epidemia.
La edificación de la iglesia fue el esfuerzo de todo el arrabal por labrar un edificio que los representara, convirtiéndose en el centro devocional y social desde su construcción hasta nuestros días. La capilla es para los Humeros lo que una catedral para una ciudad: el triunfo de un esfuerzo común que perdurará para la historia como seña de identidad de este núcleo de población.
El largo proceso constructivo se debe a que los escasos medios económicos de los vecinos no permitieron un rápido avance de las obras. Se organizaron colectas por la ciudad para poder culminar las obras. Aún conservamos una demanda de 1752 con la que se recogían ayudas por las calles. Es muy significativo que en el Archivo de la Hermandad no se recoja quien fue el arquitecto que proyectó la capilla, atribuyéndose a Pedro de San Martín. Sin embargo si hay constancia documental de los vecinos del barrio y las aportaciones de estos: bien en jornales de trabajo, aporte de materiales, etc… Se destaca a los hermanos Juan José y Antonio Postigo (“vecinos de la Vera del Río”) quienes intervienen directamente en la obra de edificación.
El 23 de marzo, el párroco de San Vicente, por delegación del Cardenal Solís, consagra el templo ya culminado y bendice, en esa misma ceremonia de consagración del templo, las Imágenes Titulares. Hasta ese momento la Hermandad carecía de un lugar decente para dar culto a las imágenes ya que como explica el propio Miguel de Liñán:
“estando la santísima imagen de Nuestra Señora en un hueco sobre la tapia del Colegio de San Laureano, conociendo la dicha Hermandad que por ser tan estrecho, está con poca decencia y las luces que se ponen se apagan luego con el viento, ha determinado dicha Hermandad buscar sitio donde labrar una capilla en la que colocar dicha imagen”
Desde el momento de su bendición, la Virgen se convertirá en la devoción principal de su arrabal que, como se constata en la documentación del Archivo de la corporación, la proclama Patrona de los Humeros desde el siglo XVIII. Buena prueba de la devoción que suscitó en el vecindario es el regalo del actual Retablo mayor obra de Lorenzo Pérez Caballero por parte de un vecino en 1764.
Ahora, casi tres siglos después, el mismo Ayuntamiento que solucionó el problema urbanístico de esta zona del arrabal de los Humeros, pone en peligro la integridad del edificio que dio sentido y revalorizó un lugar infecto, para bien de todos los sevillanos.
En las manos de la Santísima Virgen del Rosario nos encomendamos una vez más para que, como ha sucedido a lo largo de la historia, siga conservando su casa entre nosotros, lugar donde encontrarnos con Dios, con los hermanos y vecinos de los Humeros.